martes, 1 de diciembre de 2009
COMENTARIOS A LA NOTA ¿SECRETOS EN LA MONTAÑA? DE LA REVISTA VIVA
Distinguida Periodista
He leído con mucha atención su nota de tapa de la Revista Viva titulada ¿Secreto en la montaña? del día domingo 29 de noviembre. Lo primero que resalta es lo sugestivo del título que hace referencia indudable a la película homónima en la que se narra una relación clandestina lo cual inmediatamente sitúa al lector en un escenario por lo menos dudoso, eso es ni más ni menos que manipulación, uno de los pecados capitales de los informadores serios. Además tratándose de una investigación supuestamente seria que trata un tema por demás controvertido se espera del autor (en este caso usted) por lo menos la veracidad y precisión en los datos que utiliza.
1. Usted revela un desconocimiento total del régimen legal que regula la actividad minera en nuestro país, la minería tiene su propia Ley de Protección Ambiental para la Actividad Minera Nº 24585 que forma parte del Código de Minería (le vendría muy bien darle un vistazo) y no se rige por la Ley General del Ambiente, por lo tanto su afirmación de contradicción con dicha ley en la página 33 de la revista, es falsa.
2. Otra afirmación equivocada en la página 31 segundo párrafo, los pirquineros no usaban cianuro y no lavaban el oro con esa sustancia, lo lavaban con agua, lo separaban de la arena y luego lo recuperaban con mercurio.
3. También en la página 31 pone una figura con textos titulada Minas Argentinas con graves imprecisiones como por ejemplo el proyecto San Jorge, este proyecto NO ES DE ORO es un pórfido de cobre y no se utiliza cianuro en este tipo de minas. Tampoco es propiedad de una empresa japonesa. Tampoco lo son Bajo de la Alumbrera (donde el oro es un subproducto y no se utiliza cianuro) ni Agua Rica, ambos proyectos de extracción de cobre. Ese cuadro hubiera sido mucho más interesante con la adición del número de empleos genuinos que se generan con estos emprendimientos y una investigación seria acerca de los montos que abonan en carácter de impuestos. Además alguna entrevista a los empleados comunes de ese proyecto. Manipulación?
4. Enfatiza que las nacientes de los ríos están en las altas cumbres de la Cordillera, esto es importante, pero también lo es aclarar, por ejemplo, que hay algunos ríos que NATURALMENTE tienen condiciones que los hacen no aptos para el uso en consumo o riego como lo son los Arroyos Amarillo y Turbio que tienen pH 2 a 3 (como el acido de las viejas baterías) o como el Rio de los Despoblados con altos contenidos de arsénico adicionados NATURALMENTE por los procesos post volcánicos que existen en esos parajes.
5. En la página 32 usted dice textualmente refiriéndose al cianuro: “Este, el veneno de los venenos se pega al oro y a la plata como a un imán, desprendiéndose de la piedra” párrafo muy poético pero erróneo desde el idioma español más elemental hasta la descripción de la técnica de extracción de los metales. Ni el cianuro es el veneno de los venenos ni se pega como a un imán ni se desprende de la roca, con una mínima precisión técnica e idiomática debería haber escrito que el cianuro “disuelve el oro y la plata desprendiéndolos de la roca”. El cianuro tiene toxicidad moderada a baja como lo dice la EPA (Environmental Protection Agency de los Estados Unidos) es peligroso cuando se lo usa mal como la infinidad de sustancias que utilizamos cotidianamente (por ejemplo qué pasa si uno se bebe medio litro de lavandina o de brillapisos). Tampoco hace usted referencia al Código Internacional de Manejo del Cianuro que regula su utilización en todo el mundo. Al no hacer estas referencias se pierde usted la oportunidad de transmitir además de veracidad algún tipo de tranquilidad (en vez de miedo) a sus lectores que no tienen información sobre este tema.
6. Usted dice que no la dejaron ver las explosiones o las barras de oro y plata, aparentemente usted ignora absolutamente los conceptos modernos elementales de seguridad, si va a visitar Atucha, pediría entrar al reactor?, sometiéndose a las emisiones radiactivas? por supuesto que no, y no porque haya algo que esconder sino por razones de seguridad, o en los bancos le permiten entrar al tesoro?
7. Tampoco es serio afirmar que la sociedad sanjuanina se enteró de la existencia de Veladero cuando la mina ya era un hecho, eso es falso, la comunidad sanjuanina trabajadora, los desempleados, los técnicos y toda la sociedad salvo mínimas expresiones de la ecoreligión, esperaban el despegue económico de la provincia basado en la minería y si usted hace una encuesta de opinión se enterará que la gran mayoría de los sanjuaninos espera las oportunidades de progreso que traerá Pascua-Lama.
8. Otra imprecisión técnica es decir que el proceso de lixiviación de Pascua Lama se basa en un dique de colas, aparentemente usted tomó mal los apuntes.
Y así por todo el artículo siguen imprecisiones, muchas medias verdades y apelaciones a la emoción más que al raciocinio y debo reconocer que hay algunos datos ciertos, lástima que aparezcan como escondidos entre aquellas.
Estimada señora, la labor periodística tiene, a mi modo de ver, un fin fundamental del cual usted se ha olvidado en esta nota, ESCLARECER, brindar información cierta y comprobable y no utilizar énfasis y artilugios retóricos para agregar confusión cuando no pánico e incertidumbre. Sería una excelente acción de su parte que influya para que estos comentarios completos sean publicados en la Revista Viva.
Soy geólogo, mi ocupación principal es de Profesor Titular de la Cátedra de Geología Económica de la Universidad Nacional de San Juan, estamos abiertos en nuestra universidad a debatir estos temas con seriedad, amplitud de criterios y soy un ferviente defensor de la racionalidad y de la honestidad intelectual, si antes o después de la visita a Veladero usted hubiera intentado hablar con algunos de nosotros (docentes de las especialidades Geología y/o Minería de la UNSJ) que no estamos comprometidos con “la Barrick” tal vez su nota tendría menos imprecisiones, mas veracidad y los únicos beneficiados de esta situación serían los lectores que contarían con un informe más objetivo, imparcial y sustentado técnica y científicamente para que tomen su posición desde el conocimiento. Otra oportunidad perdida.
Atentamente.
HORACIO PUIGDOMENECH – DNI 10592089
Geólogo - Matricula Profesional J002 Consejo Profesional de Ciencias Geológicas de San Juan.
Profesor Titular Ordinario Cátedra de Geología Económica Departamento de Geología. UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN (horacio.puigdomenech@gmail.com)
viernes, 27 de noviembre de 2009
CARTA ABIERTA A ADOLFO PEREZ ESQUIVEL
El motivo de la presente es comunicarme con usted con relación a su carta enviada al Señor Presidente del Consejo Interuniversitario Nacional y a los Señores Rectores de las Universidades Nacionales en la cual sugiere que, por diversas razones entre las que incluye motivaciones éticas, sean rechazados los fondos provenientes de la rentabilidad de la empresa Yacimientos Mineros Agua de Dionisio (YMAD), una empresa estatal argentina cuyos accionistas son el Estado Nacional, el Estado Provincial de Catamarca y la Universidad de Tucumán.
Parte de los fondos destinados para las Universidades por la ley 14771 son generados por las regalías que cobra YMAD por ser propietaria de los derechos mineros de la Mina Bajo de la Alumbrera pero también en parte provienen de la explotación de una mina propia conocida como Farallón Negro. Estos fondos no provienen en su totalidad directamente de Minera Alumbrera Ltd.
Dado mi carácter de docente universitario me siento en la obligación y la responsabilidad de hacerle llegar una serie de reflexiones acerca de los argumentos sobre los que soporta su sugerencia, espero que tenga la disposición y el tiempo para considerarlas. Como no nos conocemos, me voy a permitir presentarme y definirme como un férreo defensor de la racionalidad, de la honestidad intelectual, del pensamiento crítico y sobre todo hago esfuerzos permanentes orientados a la difusión de conocimiento técnico y científico serio, confiable y comprobable. Considero que el conocimiento es lo que nos hace saber sobre los riesgos, despejar las incertidumbres y alejar los miedos que llevan aparejadas prácticamente todas las actividades humanas de la civilización actual.
Me parece interesante recordar que en cualquier sociedad civilizada la convivencia se basa en el respeto a las leyes y la distribución de fondos que nos ocupa está prevista en una ley de la Nación, por lo tanto la primera opción es obedecerla y si no nos gusta, cambiarla con los mecanismos que prevé el estado de derecho.
También me parece pertinente destacar que el presupuesto de las universidades nacionales proviene de los fondos generados por el sistema impositivo argentino el cual recibe contribuciones de toda la actividad económica nacional y que seguramente incluye todas las industrias que, por ejemplo, bordean el Riachuelo, para citar un caso, ya que si vamos a hablar de contaminación, allí tenemos un caso de contaminación comprobada casi en el patio de la casa de muchos compatriotas. Llevando su argumento de exigencia ética al extremo de minuciosidad se me ocurre formularle la siguiente pregunta: ¿sería razonable pedir la identificación de cada peso que integra el presupuesto universitario y en el caso de que provengan de alguna de las actividades de las que usted considera “cuestionables” las universidades deberían rechazarlos? La respuesta, a mi modo de ver invalida su principal argumento.
Pero no son estos aspectos, casi anecdóticos diría yo, los que centran mi preocupación sino algunas consideraciones por demás peligrosas para las bases de la educación, para el desarrollo de habilidades intelectuales y de razonamiento del público que no tiene información específica sobre el tema de la minería. Me preocupa profundamente la profusa difusión de medias verdades, de información incompleta o sesgada y sobre todo la escasa rigurosidad en la construcción de los argumentos con los que pretende sostener los considerandos de su carta.
Me preocupa hondamente que tanta imprecisión y tanta subjetividad, sin duda motorizada por muy buenas intenciones, contribuyan a confundir y a generar opiniones más cercanas a los dogmas y a las creencias que al pensamiento racional, a la investigación científica y a la toma de posiciones fundamentadas.
Recuerde siempre que usted es un respetado hombre público, con gran trascendencia e influencia en los medios de comunicación y que por lo tanto tiene mayor responsabilidad que el resto de los ciudadanos en la difusión de información confiable y seria, en la contribución a la educación y sobre todo en evitar la generación de pánico, miedo o incertidumbre productos de la ignorancia.
Usted sostiene sus afirmaciones con un conjunto de argumentos que necesitan ser comprobados con datos e información técnica y científica proveniente de expertos para conocer si esos argumentos resultan acertados o erróneos. Para pensar correctamente (como para hablar con propiedad) necesitamos reglas que aporten rigor a nuestros razonamientos, pero como no las necesitamos para construirlos es probable que al no considerar todas las aristas que tiene un problema, este sea erróneamente expuesto ante la comunidad no informada. Todo razonamiento se apoya en lo que sabemos. Si no sabemos nada o no estamos seguros de lo que sabemos o no tenemos la información completa, es muy difícil argumentar correctamente. En ese caso se corre el peligro de caer en un “sofisma patético” puesto que se emite un juicio que probablemente está en contradicción con las evidencias, se contrapone con juicios bien fundados o con una fuente creíble y con el conocimiento de expertos en la materia.
No es mi objetivo dar un exposición de lógica formal, pero hay niveles de expresión que necesitan de la rigurosidad en la construcción de argumentos para tener un marco sobre el cual discutir, especialmente cuando los argumentos provienen de alguien que ostenta la condición de Premio Nobel de la Paz, como es su caso y han sido dirigidos a integrantes de la comunidad universitaria nacional. A usted lo escucha y le cree mucha gente, entonces su obligación es contribuir a la difusión de información completa, citando fuentes confiables y no a generar posiciones extremas recordando que en la democracia deben privar la pluralidad, la tolerancia y la moderación para que pueda generarse un estado de Paz y Bien como usted pregona y en el cual, supongo, están específicamente excluidos la pobreza económica e intelectual, la marginalidad, la desinformación, el rechazo de la ciencia y la idea de que todo lo que no coincide con lo que postulamos es indefectiblemente falso. De esa manera usted no tiene en cuenta a muchos que sí pensamos que el avance de la civilización se hace con el uso racional de los recursos naturales, que existen normativas que regulan las actividades económicas y que la minería tiene una ley específica que se llama “De Protección Ambiental para la Actividad Minera” Nº 24585 aplicada con rigor en todas las operaciones. Y más aún, no tiene en cuenta a los miles de argentinos que trabajan en esas operaciones mineras y han podido acceder a un trabajo digno, en blanco, con coberturas sociales, con capacitaciones y con posibilidades de objetivamente elevar sus condiciones de vida. Supongo que en la búsqueda de información para la redacción de su carta ha consultado además de las fuentes que cita, a por lo menos algunas de las personas que trabajan en esos proyectos.
Por otra parte, honestamente, considero una falta de respeto a nuestra capacidad técnica y científica, a nuestra libertad de opinión y a nuestro pensamiento crítico sus acusaciones de cooptación y complacencia por parte de empresas mineras, aparentemente usted ignora que todas las universidades del mundo se solventan en parte, con fondos provenientes de empresas, que interesadas en el avance científico aplicado, confían en los saberes técnicos de las universidades, como usted los llama, para mejorar sus productos o procesos y con eso mejorar la calidad de vida de la gente. Por realizar trabajos para empresas privadas no perdemos la mirada crítica ni la independencia de criterios y de opinión; las generalizaciones son peligrosas y usted lo sabe muy bien en el campo de los derechos humanos, por lo tanto usted resiente su autoridad al generalizar estas difusas acusaciones sin citar casos concretos.
Cuando usted habla además, de persecuciones, sanciones y represalias sufridas por colegas docentes o investigadores universitarios por tomar determinadas posiciones, pienso que a todos nos interesaría conocer los nombres de esos docentes o investigadores, cuáles han sido las acciones persecutorias para que podamos salir en defensa de sus libertades y realizar las denuncias que correspondan. Creo que en este aspecto usted también abusa de las generalizaciones que confunden.
Pienso que la circunstancia de que sus adecuados méritos lo hayan llevado a conseguir una distinción tan prestigiosa como es el Premio Nobel lo obliga a buscar contribuir a la elevación de los niveles de vida de sus conciudadanos en lo educativo, lo material, lo moral y lo ético. Permítame expresarle mi opinión que nada de eso encontré en esta, a mi modo de ver, desafortunada intervención de su parte, más bien encontré inclinación a presentar como innegables afirmaciones y argumentos que están sujetos a examen y comprobaciones, a exponer sus opiniones con tono dogmático y suficiente, lo cual claramente no contribuye a la búsqueda de la verdad, al progreso y a la racionalidad.
Permítame, por último, en el marco de mi disenso hacerle llegar un atento saludo.
Geólogo - Matricula Profesional J002 Consejo Profesional de Ciencias Geológicas de San Juan.
Profesor Titular Ordinario Cátedra de Geología Económica Departamento de Geología. UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN (horacio.puigdomenech@gmail.com)
miércoles, 19 de agosto de 2009
MANIFIESTO POR LA CULTURA DE LA VERACIDAD
LA CAMPAÑA ANTIMINERA O EL OLVIDO DE LA RAZON
Para encabezar este texto me he permitido tomar el título de un libro de Juan José Sebreli (EL OLVIDO DE LA RAZON, Editorial Sudamericana, 2006), en el que analiza con rigor y lucidez las corrientes filosóficas que formulan preguntas y buscan respuestas alejadas por completo de la racionalidad y desarrolla argumentos contra las corrientes y tendencias que la mayoría de las veces ocultan en énfasis y artilugios retóricos su vocación de fanatismo (tomado en parte, textual de la contratapa).
Esto viene a colación para hacer algunas consideraciones sobre el discurso antiminero que se intenta instalar en la sociedad no informada. Pongo a modo de ejemplos los casos de la carta del Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel a los rectores de las Universidades solicitándoles que rechacen los fondos provenientes de YMAD, la militancia en ese sentido del Premio Nobel alternativo Daniel Montenegro, las recurrentes emisiones del programa La Liga en Telefé sobre la minería, las expresiones de algunos Diputados, las notas que aparecen cada tanto en Página 12, en el programa Después de Todo y la infinidad de páginas web que podemos encontrar con sólo poner en el buscador “minería a cielo abierto”.
Una organización que se llama Conciencia Solidaria ha elaborado un video en oposición a la minería con la participación de conocidos actores argentinos. Después de haber observado este lastimoso producto, encontré, por casualidad, una nota aparecida en el periódico estadounidense Central Winsconsin Sunday del 2 de Febrero de 2003 sobre las dudas que se generaron acerca del alunizaje de la misión Apollo. En esa nota aparecen unas declaraciones del actor Tom Hanks (ganador del Oscar, protagonista de la película Apollo XIII) diciendo: “Vivimos en una sociedad donde no existe una ley respecto de ganar dinero mediante la divulgación de la ignorancia o en algunos casos de la estupidez…”
Me interesa apuntar esta reflexión puesto que proviene de un actor, colega de los participantes del video antes mencionado, que puede perfectamente aplicarse en este caso, dado que ese clip es una invitación a la ignorancia poniendo en vigencia como nunca aquel viejo dicho de “hablan con la seguridad de los tontos” repitiendo un guión repleto de imprecisiones, de falacias, de medias verdades y apelando al miedo de los que no están informados.
El problema estriba en que nadie presenta evidencias que confirmen la existencia de alguno de los procesos de contaminación, tampoco se han demostrado las denunciadas violaciones a los derechos humanos, ni la desaparición de actividades agropecuarias en las cercanías de los proyectos de Bajo de Alumbrera o Veladero o las borateras salteñas y jujeñas o Aguilar o Cerro Vanguardia, ni algún derrame de cianuro acompañado de un modelo de dispersión (perdón por el tecnicismo) para las condiciones físicas del área (entiéndase caudales de los ríos y arroyos, pH de sus aguas, características y afectación de la vida natural en su área de influencia etcétera) tampoco se difunde con datos precisos cuál es el grado de toxicidad del cianuro en relación con otras sustancias de uso cotidiano y hogareño que dejamos manipular a nuestros hijos, lo mismo para el famoso polvo de las explosiones de Veladero que aporta arsénico al agua del Rio Jáchal (maravillándonos con la capacidad de dispersión de ese arsénico que viaja más de 300 km!!! y que para desgracia se une al arsénico y al boro que naturalmente tiene ese rio desde su formación algunos cientos de miles de años antes de que comenzara a operar esa mina).
Debemos salir a decir claramente que esas afirmaciones necesitan pruebas, que el tratamiento y abordaje de los problemas relacionados con conocimientos técnicos o científicos se basan en el análisis sin prejuicios de los hechos. Pero, de igual forma que el análisis debe realizarse sin prejuicios, tampoco aceptamos que se haga desde la especulación. Los métodos planteados por las distintas ramas del conocimiento han permitido, permiten y permitirán que el conocimiento crezca para que evitemos el abuso sistemático de la buena fe del público y el continuo insulto a la inteligencia de una gran parte de la ciudadanía que piensa diferente o que por lo menos toma con precaución esa información y espera tener más elementos de juicio para formarse una opinión.
Aún así, una buena parte de la opinión pública que no maneja información fidedigna, está convencida de la autenticidad de lo que dicen estos personajes, aunque algunas de esas afirmaciones que apelan a las emociones más que al raciocinio, tienen menos fundamento que la esperada visita de Los Reyes Magos.
Cuando se seleccionan los hechos, se exponen parcialmente y se mezclan con la finalidad de que los receptores obtengan una conclusión sesgada, el resultado es la peor actitud que puede adoptar un comunicador: la manipulación.
Como decía al principio, ya hace un tiempo que desde algunos medios de comunicación y desde programas de amplia difusión como es el caso de La Liga o Después de Todo, reiteradamente se ha intentado proveer a la población de datos o análisis manifiestamente erróneos, incompletos o contrarios a hechos conocidos y comprobables o mostrando parcialmente el problema. Esto induce al público observador a llegar a conclusiones incompletas o indefectiblemente falsas. Y estos datos seleccionados y manipulados contribuyen claramente a la incultura.
Estos programas documentales pretendidamente veraces falsean o inventan datos para obtener algún beneficio no explicitado y con el fin de crear un misterio son capaces de obviar la realidad consiguiendo sólo instalar confusión, cuando no miedo o pánico. Hablan con pretendida autoridad de lo que no saben y cabe aplicarles una variante adaptada de la ley de Grey: “Cualquier incompetencia suficientemente avanzada es indistinguible de la malicia”.
A los señores de la desinformación tenemos que exigirles que aporten pruebas que respalden tales afirmaciones. Así se ha comportado siempre el avance del conocimiento.
En este país tan carente de formación científica, con una clara pérdida de cultura media en la población y con una escasez crónica de programas de divulgación del conocimiento y de enseñanza de las formas correctas de razonar, la profusa difusión de afirmaciones de este tipo no sólo no incrementa la cultura media de la población sino que la disminuye a través de datos erróneos o de especulaciones sin el menor fundamento racional.
Por esta razón es necesario que los intelectuales, profesionales, docentes, estudiantes, obreros y todas las personas razonables de cualquier condición nos manifestemos e invitemos a manifestar por el imperio de la racionalidad, de la honestidad intelectual y de la veracidad con la que somos informados y volviendo a apoyarme en la lucidez de Sebreli para decir que debemos forjar ese imperio en contra de las corrientes y tendencias que ocultan en énfasis y artilugios retóricos su vocación de fanatismo. Porque entiendo que ése, la educación, es el único camino para sentar las bases de la tan mentada sociedad justa y equitativa.
HORACIO PUIGDOMENECH – DNI 10592089
Geólogo - Matricula Profesional J002 Consejo Profesional de Ciencias Geológicas de San Juan.
Profesor Titular Ordinario Cátedra de Geología Económica Departamento de Geología. UNIVERSIDAD NACIONAL DE SAN JUAN (horacio.puigdomenech@gmail.com)